jueves, junio 16, 2011

El Pitbull ha vuelto

Pues sí, ha vuelto el pitbull, ¡he vuelto!

Como suele ser habitual, esto necesita una aclaración. Ayer me volvieron a llamar pitbull, en el mejor de los sentidos (bueno, la palabra usada fue doberman pero cambiamos la raza para ir más acorde con la moda actual), y eso es el mayor halago que he oído en los últimos meses.

La explicación viene ahora. Que la gente me llame (a la cara o a la cruz) guapa o fea, alta o baja, gorda o flaca... me trae al fresco (lo digo totalmente en serio), en ese aspecto para mí sólo cuenta lo que me dice el espejo y, obviamente, no tiene por qué coincidir con lo que piensa la gente. Pero que elogien mi trabajo y/o mi forma de hacerlo... amigo, esa es otra historia. Me siento feliz, capaz, inspirada...

Hay dos cosas en esta vida para las que soy muy buena y una es mi trabajo. No es que sea más o menos importante o más o menos complicado (que de todo hay), se trata de que para cualquier ocupación hay que valer.

Creo que ese es el factor más importante que me hizo hundirme en el agujero negro en que he vivido durante más de un año y medio. Mis antiguos jefes llegaron a hacer algo que yo pensé que no era posible: me hicieron dudar de mí misma, de mi capacidad laboral, de mi profesionalidad. De paso, hicieron que dudaran todos los demás pero a ellos no puedo culparlos ya que consiguieron que yo misma me cuestionara. Me gusta mi trabajo y disfruto con él. A pesar de que no me gusta la gente, no me cuesta relacionarme con ellos ni laboral ni socialmente. Y ahí es donde viene el asunto. No soy maleducada pero sí bastante seria y no puedo (ni quiero) evitar cierta agresividad de mi carácter (agresividad, no confundir con violencia) y, aunque procuro ser agradable al tratar a los clientes, no soporto ni permito que me chuleen. Así, cuando un cliente se pasa de borde, chulo o listillo... me lo "pasan" a mí. Repito que no soy maleducada ni uso palabras malsonantes (en mi trabajo) ni insultos; pero por lo visto mi forma de hablar deja muy claro que hay una línea que no pueden pasar ni conmigo ni con mis compañeros y los resultados suelen llamar la atención.

Yo creo que es cuestión de entrenamiento aunque cierta predisposición en el carácter ayuda. Soy incapaz de contestar mal a alguien que me trata con respeto y educación pero si no es así... mi facilidad para responder me encanta. Curiosamente, siempre veo a mis compañeros haciendo gestos por detrás como diciendo "tranquila, pitbull, tranquila" y nunca lo entiendo... no grito, no me altero y, desde luego, no me pongo nerviosa... pero los demás sí...

En resumen, gracias a dos amigas he vuelto a sentirme feliz trabajando, haciendo lo que me gusta (y no me refiero a ser borde con gente borde) así que M.P. (no he puesto tu nombre que te mosqueas) y Bego, Gracias.

Etiquetas:

lunes, junio 13, 2011

Experiencia/Erosión



He estado toda la mañana de tal mala leche que he tenido que repetir varias veces lo que estaba haciendo porque no era capaz de concentrarme. Se me ha ocurrido escribir sobre ello, otras veces me ha ayudado a deshacerme de sentimientos o sensaciones negativas. No es mi intención ofender a nadie, no es mi estilo devolver así la pelota, de manera que si a alguien le molesta lo que escribo, pido disculpas. Aunque, como he dicho en otras ocasiones, tengo dos lectores y ninguno de ellos está relacionado con lo que ha motivado mi malestar.

Es curioso cómo se dan las sincronías, el otro día leí una entrada en el blog de uno de esos dos lectores a los que he hecho referencia y esa lectura me hizo reflexionar sobre un tema que guarda relación con lo que en este momento me trae aquí. Tengo mucho en común con esa persona, sobre todo, me veo reflejada en su pasión (aunque a mí me dura bastante menos, como todo); pero claro, nos separan más de diez años y nuestras experiencias vitales han sido muy distintas. Él escribía sobre un tema ante el que yo hubiese reaccionado del mismo modo hace unos años y me preguntaba cual sería mi reacción ahora. Creo que ahora tengo la respuesta.

Anoche viví una experiencia bastante desagradable on-line. Aunque muchos no lo entiendan así, yo considero que las personas con las que hablo a través de internet son como yo, es decir, no son máquinas, no son una prolongación de un ordenador, son personas que deciden interactuar con otras por este medio y procuro tratarlas como hago con las personas que me encuentro en mi vida cotidiana, en mi entorno inmediato: como espero que me traten a mí, con respeto.

No me asustan los enfrentamientos, no me gustan, pero no huyo de ellos. Gracias (sí, sé que he usado esa palabra) al lugar donde he trabajado durante casi toda mi vida laboral, he aprendido a enfrentar las cosas cuando merecen la pena y a hacer oídos sordos cuando no la merecían. Eso es lo que me diferencia de la persona a la que leí hace unos días. Se han dicho muchas cosas de mí que cuando tenía veinte años me dolían y me ofendían y que ahora... me hacen sonreír.

Pues bien, dicho esto, entenderéis que el hecho de que una niña insegura con un injustificado ataque de cuernos me llame puta... no me ofende (es cierto de que no ofende quien quiere sino quien puede) pero me molesta sobremanera la falta de educación. Que tratara de ofenderme a mí con tan poco estilo y tino es más anecdótico que otra cosa pero que intentara atacar a otros como lo haría un niño en el patio de un colegio... me supera. Por suerte, el resto de las personas no entró al trapo y el tema no fue a mayores.

Ahora es cuando viene la parte de la reflexión, ahora ya sé lo que hago cuando alguien, que ha demostrado no estar a la altura de la gente de la que me gusta rodearme, me provoca: pasar. No tengo necesidad de seguir sufriendo los ataques de alguien así (éste no ha sido el primero sino la gota que ha colmado el vaso) aunque eso signifique perder la compañía de otras dos personas que sí merecen la pena. La experiencia es un grado y supongo que ella también madurará en algún momento.

Hay que saber elegir las batallas y no desgastarse tratando de pelearlas todas. Por cierto, que tengo que agradecer la compañía de una de las personas implicadas que me estuvo aguantando hasta las mil.... ;-).


Etiquetas:

jueves, junio 02, 2011

Para ti.

Hoy me vais a permitir que haga algo que no he hecho antes: hablar directamente a una persona. De todas maneras tampoco importa mucho puesto que es una de las dos únicas personas que lee mi blog.

También quiero pedir disculpas por adelantado porque no sé cómo me va a salir lo que quiero decir y aunque es algo que siento (de nuevo disculpas a los que me consideran egoísta por hablar de mí pero es que éste es MI blog, no voy a hablar de lo que sienten otros porque no lo sé), odio cuando mis reflexiones suenan dramáticas o tremendistas. Nada más lejos de mi intención. Soy fundamentalmente optimista y positiva aunque con una marcada tendencia a comerme el coco (podría decir que tengo tendencia a la reflexión profunda pero quedaría demasiado pedante).

He dudado entre poner tu nombre o no, porque no sé cómo lo podrías tomar pero si te respondo aquí en vez de mediante mensaje privado en Facebook o mediante correo electrónico es porque quiero gritar, a quien me quiera oír, quién y/o qué eres para mí. He estado toda la tarde pensando en ti hasta que he podido llegar a casa y ponerme delante de mi ordenador.

Hay muchos tipos de amistad, como hay muchos tipos de personas. No todos necesitamos lo mismo. Yo no me planteo si otras personas me quieren o no, sólo me ocupo de querer a quienes quiero; que ellos me quieran o no, es asunto de ellos. Cuando alguien de verdad te quiere, te lo hace saber con palabras o con hechos. Por lo visto, ahí es donde yo he fallado.

Hace mucho tiempo que no nos vemos. Asumo mi culpa puesto que cuando el año pasado quisiste quedar conmigo en un par de ocasiones fui yo quien no quiso. Poco importa que mis motivos fueran que prácticamente no pudiera andar o que ni siquiera me apeteciera mirarme a mí misma. El hecho es que no pudimos quedar. Otro hecho es que nuestros últimos contacto han sido reproches mutuos a través de mensajes en Facebook. He llegado a pensar que me habías borrado (de Facebook y de tu vida) y me encuentro con que te sientes abandonado por mí. Pues bien, te pido públicamente disculpas.

Si en mi anterior publicación en este mismo medio te diste por aludido, lo lamento profundamente. Tú nunca fuiste mi pañuelo de lágrimas, posiblemente porque yo no lo necesitaba. Así que no hablaba de ti. De hecho no hablaba de ninguna persona en concreto sino que me limitaba a señalar que en un momento estaba rodeada de personas y al siguiente sólo quedaban dos (mis hermanos menores, para más señas). Todo eso en un momento "trascendental" en mi vida.

Pero sí que has sido y eres IMPORTANTE para mí. Todas las personas que me tratan saben de tu existencia, todos te conocen de nombre o por definición dependiendo del nivel de intimidad que pueda tener con esas personas.

Puede que ya no nos veamos a diario. Puede que no paseemos al caer el sol por la orilla del mar en verano y por la avenida en invierno. Puede que ya no compartamos sábados de "cine y cena" o "cena y cine" (dependiendo de la hora a la que quedáramos). Pero aun así sigo contando contigo, sigo pensando en ti casi todos los días (sí, casi; no todos) y sigo queriéndote como te he querido desde que superé mi "aversión" por ti (lo siento pero al principio te me hacías insoportable, y sé que lo hacías a propósito). Así que lamento no saber hacerte llegar mi cariño.

No sé cómo te tomarás esto pero está hecho con todo el amor que soy capaz de sentir.